EL PODER DEL PENSAMIENTO.
Tanto si crees que puedes, como
si crees que no puedes, estás en lo correcto.
Todo el poder reside en tus pensamientos.
Por eso, los pensamientos
mueven montañas, literalmente.
Si estás seguro de que algo es
cierto, sin duda, eso será cierto para ti.
Por eso muchas veces creemos
que tenemos pensamientos premonitorios, pero más bien, tenemos pensamientos que
explican nuestra forma de ver el mundo, y se adaptan a lo que sucede.
¿Qué es una creencia? Es un
pensamiento que se repite muchas veces, hasta que se convierte en una verdad
inalterable. Sin embargo, ¿es verdad? O,
¿es la forma cómo aprendimos a interpretar el mundo?
Normalmente sucede que aprendimos
en nuestra primera infancia, de nuestros cuidadores, algunas ideas clave que se
quedaron grabadas en nuestra memoria particular. Y esos pensamientos se convirtieron con el
paso del tiempo, en creencias válidas, que se repiten tantas veces, que lo
hacen como para ser verificadas.
Esas ideas forman parte de
nuestro sistema de valores, y allí es donde están guardadas no solo lo que
aprendimos en casa, sino también lo que aprendimos en el colegio, de nuestra
familia, etc. Y es ese sistema de
pensamiento donde verificamos la validez de nuestras creencias, lo que genera
nuestra forma particular de ver el mundo.
Por eso, a veces nos cuesta
entender cómo piensan otras personas, otras culturas, otras experiencias o
ideologías. Nos cuesta creer en la magia, porque nuestro pensamiento está
estructurado de una manera particular que no acepta la presencia de la ilusión
en nuestras vidas.
Es posible que algunas de esas
creencias sean posteriormente integradas con otras, como por ejemplo, el Karma
y el Dharma, que son ideas de una cultura lejana a la nuestra, ni buena ni mala,
solo diferente. Pero esa explicación del Karma y el Dharma se acopla con lo que
creemos que funciona en el Universo, como la ley de acción y reacción de
Newton, y decimos que el Karma es si actúas mal, todo vendrá en tu contra, mientras
que el Dharma te dice que mientras más actos positivos tengas en tu vida, ésta
será más placentera. De nuevo, refuerza la vieja idea newtoniana de acción y
reacción, o causalidad.
Ahora bien, esa idea está
enmarcada dentro del pensamiento cartesiano (“pienso luego existo),
mecanicista. Por lo tanto, es una mirada
particular de la realidad, que no explica los fenómenos cuánticos que hoy en día
conocemos, como por ejemplo la dualidad onda-partícula de la luz, o los cuantos
o niveles en los que se mueve la energía, o que el observador perturba la
realidad modificándola a su paso, etc.
En los años 30 del siglo
pasado, Robert Wilhem trajo su versión del I Ching, un oráculo chino, y del Tao
Te King una obra de sabiduría de Lao Tze.
Con una interpretación completamente diferente de la realidad, que se contrapone
con nuestra interpretación occidental, basada en la cultura judeocristiana. En aquel momento Carl Jung redactó el prólogo
del I Ching donde definió, quizás por primera vez, la idea de la Sincronicidad
y cito: “un concepto que configura un punto de vista diametralmente opuesto al
de causalidad.”
“…la Sincronicidad considera que la coincidencia de los hechos en el espacio y el tiempo significa algo más que un mero azar, vale decir, una peculiar interdependencia de hechos objetivos, tanto entre sí, como entre ellos y los estados subjetivos (psíquicos) del observador o los observadores.”
De acuerdo a esto, dice Jung
que el modelo del mundo es una estructura decididamente psicofísica. En otras
palabras, nuestro estado psíquico altera profundamente nuestra percepción de
mundo, al punto de influir en lo que sucede: “…la sincronicidad trata de la
coincidencia de los hechos.”
Me declaro amante de la sabiduría
que encierra el I Ching. Y tengo profundo respeto por lo que dice. Al punto que en estos días, en una situación
en donde me sentía bajo de ánimo y preocupado ante lo que sucede, se me ocurrió
hacer una tirada, y quede sorprendido con las respuesta, que aclaró mi forma de ver
lo que sentía. Sin profundizar en la interpretación del libro, comparto con
ustedes:
Hexagrama 47. K´un. La opresión
(el agotamiento). No creemos que alguien pueda cambiar o que cambie nunca.
Creemos que es demasiado tarde para rectificar la situación o para influir
sobre ella.
Hexagrama 10. Li. El porte (la
conducta). Acerca de intentar forzar el progreso.
Para mí, la descripción fue
perfecta. Era una fotografía de mi estado psíquico. Me hizo darme cuenta cómo
me sentía, y sobre todo, el creer que la solución está en mis manos, sin entender
que todo tiene su propio sentido; que hay que dejar que lo creativo actúe y se
manifieste. Eso no está en mis manos. Puedo
manejar mi energía, y cuando me preocupo o peleo contra lo que sucede, disperso
la energía inútilmente. De allí cuando
dice: “Creemos que es demasiado tarde para rectificar la situación o para
influir sobre ella.” O cuando tratas de modificar lo que sucede tratando de
acelerarlo: “Acerca de intentar forzar el progreso.”
Todo tiene su tiempo en esta
manifestación en la que vivimos. La
fruta no cae del árbol hasta que esté madura.
Ni el gusano se convierte en mariposa antes de tiempo. Entonces, ¿por
qué habrían de ser las cosas diferentes en mi caso? El cambio de energía,
traducido en términos de tiempo, es un proceso de modificación que se lleva a
cabo, no es instantáneo. Cambiar de un estado a otro es una modificación energética
que sucede en nuestros dominios corporales, emocionales, mentales y
espirituales. Si queremos cambiar de un
estado a otro, es probable que tengamos que dar un salto energético tal que nos
mueva a una línea distinta, lo que algunos autores llaman línea de tiempo. La energía no se mueve de forma continua,
cambia en saltos.
Si algo manifiesta el I Ching y
el Tao Te King, es la virtud de la paciencia.
Cuando decides cambiar, apenas comienza el proceso. A menos que tus canales energéticos estén completamente
limpios, la manifestación va a tardar, ya que tanto el Universo como la persona
tienen que ajustarse a la nueva configuración energética. Tú no estás solo en
este Universo, por tanto los cambios son un proceso que tardan tiempo, ya que
la energía debe ajustarse por completo.
Cualquier cosa es posible si tú
así lo crees. La energía está allí para
convertir tus pensamientos en realidad. La
manifestación física es condensar la energía en una forma más densa que el
nivel del pensamiento donde fue concebido. Permite que actúe el Universo y que
la manifestación se haga.
Y sobre todas las cosas, ten cuidado con lo que piensas.
Desde el coaching Ontológico
trabajamos estos cambios y transformaciones, y te acompañamos en los
aprendizajes necesarios para pasar de un estado actual a uno futuro, lleno de más
posibilidades. Nuestro trabajo es
ayudarte a encontrar tus propias respuestas de la situación en la que habitas,
y permitir que encuentres un espacio de crecimiento en tu propia evolución.
CONTACTO:
Mi nombre es Francisco De
Lisa. Soy profesor, emprendedor y coach. Me dedico a apoyar,
asesorar, entrenar, facilitar, dar mentoría y hacer coaching a individuos,
emprendimientos y organizaciones. Misión: Transformar al Mundo.
Mi interés: crecer contigo. Cada sesión, facilitación o entrenamiento es un
aprendizaje. Si algo de lo que comenté te hizo sentido, y consideras que puedo
ayudarte, contáctame por francisco@cybernotas.com o al correo fdelisa.coach@gmail.com.
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