HACIA UNA GERENCIA MENOS REACTIVA Y MAS PROACTIVA.
Una de las discusiones que
surge en el curso de Pensamiento Dimensional y comprensión del Proceso
Gerencial, es el tema de la Gerencia por crisis. A los estudiantes les parece que éste es un
tema importante, ya que en la mayoría de las situaciones los gerentes están
continuamente atendiendo emergencias, en lugar de llevar a cabo los ajustes o
decisiones resultantes de los procesos de planificación estratégica.
Podemos entender que la llamada
Gerencia por Crisis es una actividad reactiva, es decir, reacciona a los
cambios constantes que suceden en el ecosistema empresarial. Este tipo de gerencia no permite planificar o
evaluar posibles respuestas, ni tampoco se enfoca al desarrollo de la ventaja
competitiva del negocio, ya que se encuentra constantemente resolviendo a lo que
sucede alrededor, o como diríamos en lenguaje coloquial, apagando fuegos.
Gerenciar se trata de prever
qué puede suceder en el futuro, y qué decisiones tomaríamos en caso de ocurrir aquello
que pronosticamos, de acuerdo con lo que sabemos hoy. Ciertamente no es fácil predecir
el futuro, simplemente porque no ha ocurrido todavía. En todo caso, lo que
podemos es estimar y extrapolar el comportamiento de las diferentes variables
en función de los posibles escenarios. De
la misma forma, podemos estimar cuáles serían las mejores decisiones, de
acuerdo con las respuestas que disponemos en estos momentos. En otras palabras, respondemos a los posibles
problemas futuros con decisiones que han funcionado en situaciones del pasado. Por supuesto, esto es resultado de los
aprendizajes que tenemos y forma parte de nuestros modelos mentales en
funcionamiento.
Diferenciemos en primer lugar
lo que hace un gerente en relación a lo que hace un líder. El liderazgo centra la atención en hacer las
cosas apropiadas, mientras que la gerencia centra la atención en hacer las
cosas bien. Por tanto, los enfoques de
pensamiento son diferentes. Uno estará más orientado a la creación
posibilidades y a la sinergia del equipo, mientras que el otro estará más
orientado hacia la función operativa. Uno
buscará nuevas oportunidades de crecimiento y desarrollo, mientras que el otro
garantizará el cumplimiento de los objetivos planteados en la organización.
Con esto no quiero decir que
ambos papeles sean irreconciliables, y actualmente es importante que ambos
roles estén desempeñados por la misma persona, es decir, buscamos líderes que también
sean gerentes o viceversa. Eso permite poner los pies en la tierra, y asumir
compromisos y responsabilidades, no solamente de desarrollo de la empresa, sino
también en relación al crecimiento orgánico del negocio.
Sin embargo, cuando trabajamos
en ambientes reactivos, la atención del gerente está dirigida fundamentalmente
a “apagar fuegos”, es decir a resolver constantemente las situaciones que se
presentan en la organización, sin prestar atención a nuevos planes y posibilidades,
e inclusive sin evaluar los posibles escenarios de respuesta. Esto es resultado
de ambientes de cambio constante, o de una marcada falta de planificación.
En estos días una ejecutiva de
Google hablaba de “microcambios”, y con ello quería significar la necesidad de
adaptar las organizaciones a situaciones del mercado, marcadas por transformaciones
constantes, que pueden afectar las diferentes variables y enfoques que tiene la
misma. Estos microcambios es un concepto
novedoso e interesante, para ir más allá de los ambientes VICA en los cuales
nos movemos, y plantear la posibilidad de trabajar en unos ambientes que se
modifican de manera variable, con lo cual tendríamos que estar haciendo
continuos micro-ajustes en los planes estratégicos de la empresa.
En términos de simulación, si
logramos parametrizar apropiadamente los procesos de planificación estratégica,
es posible que logremos definir un conjunto de variables que permitan ajustarse,
de acuerdo a lo que sucede en el ambiente. Esto nos daría la posibilidad, por
ejemplo, de hacer ajustes en variables tales como tasa de interés, inflación,
tasa de cambio, impuestos, contribuciones fiscales y parafiscales, cantidad de
colaboradores, precios, costos, etc., llegando a extremos de modificar
estrategias, de acuerdo al panorama o escenario que se nos presenta en un
momento dado.
Empleando la tecnología disponible,
podemos generar una planificación que entregue respuestas adecuadas ante los
eventos que ocurren, acordes a las manifestaciones que presentan lo que
llamamos “microcambios”. Ello permitiría
ajustar de manera adecuada el comportamiento de la empresa, prever resultados
en función de posibles decisiones y ayudaría a resolver los distintos
escenarios factibles.
Hay algunas decisiones que
pueden parecernos naturales, pero ante ciertos eventos pueden ser contraproducentes. Por ejemplo, Peter Senge relata en su libro “La
Quinta Disciplina”, la forma como la empresa Shell logró enfrentar la crisis
petrolera de los años 80, saliendo fortalecida de ese evento, gracias a
trabajar de manera diferente la planificación estratégica de cada una de sus más
de 100 filiales repartidas en todo el mundo. Ese trabajo permitió que en poco
tiempo Shell pasara de ser una empresa sin mucha visibilidad, a convertirse en
una organización de élite entre el grupo de empresas petroleras del mundo.
Sin duda, el pensamiento
estratégico cambió la forma de hacer negocios, y creó una disciplina de
planificación en las empresas. Asimismo, la visión sistémica de Senge permite
entender a la organización como una red de interconexiones y relaciones, en
lugar de una máquina, lo cual crea un sinfín de posibilidades.
Las posibilidades son
infinitas, ya que las organizaciones son organismos vivos con capacidad de
aprender y ajustarse a los cambios, generando respuestas en función del
ambiente, las necesidades y las restricciones establecidas.
Para ir de un estado actual A a
uno B, es necesario generar un aprendizaje. De la misma manera para avanzar
hacia un estado C, aplica otro aprendizaje.
Estos son procesos sinérgicos que suceden en la empresa, que pueden
retroalimentarse en función de lo que sucede en el medio ambiente que la rodea.
Para cerrar esta pequeña discusión,
los procesos de cambio que enfrentamos de forma constante, resultado de los
ajustes del ecosistema empresarial, pueden ser aprovechados si tenemos la
posibilidad de realizar micro ajustes, como una simulación del comportamiento
de la organización, ante las nuevas variables, poniendo a prueba el modelo
elaborado de la misma. Esto permitirá hacer
los cambios necesarios en las variables, realizar los ajustes y tomar
decisiones de acuerdo con la planificación realizada. De esta forma, los resultados de la empresa
estarían acordes al modelo creado, en función de la planificación y simulación de
los distintos eventos posibles. Esto nos permitiría salir del ciclo de
decisiones reactivas y tomar decisiones más proactivas y encuadradas en el
modelo que construimos.
CONTACTO:
Mi nombre es Francisco De
Lisa. Soy profesor, emprendedor y coach. Me dedico a apoyar,
asesorar, entrenar, facilitar, dar mentoría y hacer coaching a individuos,
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