EL VALOR DE LA EXPERIENCIA.
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No hay nada que recompense el valor de
la experiencia. Sobre todo cuando es de
primera mano.
Y es allí cuando es importante
aprovechar la experiencia acumulada a lo largo del tiempo.
Recuerdo que cuando estudié la Maestría
en Administración de Empresas, buscaba fundamentalmente aprendizaje para
trabajar creando y desarrollando empresas y negocios.
Sin embargo, mis profesores, que eran
excelentes académicos, carecían de la experiencia práctica que les daba foguearse
en la calle ante las verdaderas situaciones de negocio que se presentan, que a
su vez están condicionadas por el comportamiento del ecosistema económico en el
que te mueves.
Esa fue una de las razones que me
impulsó a volver a dar clases, con la intención de compartir la experiencia de
todas esas actividades que realicé a lo largo de mi vida activa, que me
permitieron saborear éxito y del fracaso en las distintas iniciativas que
emprendí.
Sin duda, lo que más trabajo me costó
fue iniciar un emprendimiento, desarrollando nuevos negocios. ¿Por qué no es
fácil? Porque no tienes un colchón económico, sino dependes de tu habilidad y
de tus ahorros.
Es aquí donde la planificación cumple
un papel fundamental, ya que es imprescindible determinar el alcance del
proyecto, los fondos a ser invertidos, la rentabilidad esperada y el tiempo necesario
para alcanzar los objetivos. La idea es
desarrollar estrategias que conduzcan a tomar decisiones como inclusión o
exclusión de socios, búsqueda de financiamiento, espacio físico, manejo de
activos y pasivos, planes de crecimiento e inclusive tomar la determinación de descartar
el proyecto.
Esto es lo que se conoce como Plan de
Negocios, que muchas veces no se desarrolla con la seriedad necesaria, lo cual
genera consecuencias en los resultados posteriores del emprendimiento.
Emprender es un viaje, pero si llevas brújula,
mochila, alimentos, agua y compañeros, posiblemente llegarás más lejos que si
te atreves a ir solo y con las manos vacías.
Hay que tomarse muy en serio el arte
de emprender. No es suficiente tan solo tener una buena corazonada. En promedio
el 80% de los emprendimientos duran tres años. Hay pocos que duran cinco. Muy pocos superan la barrera de los cinco (5)
años. Diversas circunstancias llevan a
los emprendedores a cambiar el objeto de su negocio, e inclusive la decisión de
emprender.
Hoy existen herramientas para desarrollar
un buen emprendimiento, reducir los riesgos al máximo y evitar sorpresas desagradables. Cuando en el emprendimiento está involucrado
nuestro patrimonio, tenemos que tomar decisiones muy bien pensadas, a fin de
evitar fracasos innecesarios.
Particularmente en Venezuela, la situación
es bastante grave en términos económicos.
El país ha decrecido en los últimos diez años, consecuencia de pésimas decisiones,
y adicionalmente a esto, nos enfrentamos a escenarios de alta inflación, tasa
de cambio volátil y una enorme voracidad fiscal. Es aquí cuando es necesario emplear todas las
herramientas disponibles para estimar el comportamiento del emprendimiento frente
a los posibles escenarios.
Elaborar un Plan de Negocios es relativamente
fácil si tomas en cuenta una serie de factores importantes. Está integrado por
diferentes planes a saber:
1. Plan de Mercadeo para conocer acerca del Consumidor, Producto, Plaza, Precio, Promoción, Competencia, etc.
2. Plan Financiero para determinar ventas estimadas, costos, utilidades, rentabilidad del proyecto, activos, pasivos, mano de obra, financiamiento, seguros, etc.
3. Planificación Fiscal para determinar las contribuciones fiscales y parafiscales que debe atender el emprendimiento.
4. Planificación Legal. Tipo de negocio a registrar: firma personal, compañía anónima, sociedad anónima, franquicias, etc. Consideraciones de capital, venta de acciones, inclusión o exclusión de socios, toma de decisiones de junta directiva, gastos de registro, etc.
5. Planificación de Entrenamiento de personal. Planes de contratación, crecimiento y desarrollo profesional, etc.
6. Planes de sucesión en la empresa. Es posible que suene descabellado, y cuando se tiene la máxima energía pensar en el futuro es arriesgado. Pero de vez en cuando es importante hacer la pregunta ¿Quién dirigirá esta empresa en el futuro?
Por supuesto, no es necesario realizar
todos los planes con el mayor alcance, al mismo tiempo. Lo que sí es importante
es el orden en el cual se especifican.
Hacer estas previsiones ayuda a evitar
muchos dolores de cabeza y sorpresas desagradables. Tener un emprendimiento, ya sea una firma
personal o una sociedad anónima es una responsabilidad no solamente contigo y
tus socios, sino con los clientes internos y externos de la empresa, con el
gobierno, la sociedad y con tu propia familia.
Invertir en este tipo de planes al principio genera tranquilidad.
¿Qué te impide hacerlo?
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Mi nombre es Francisco De Lisa. Me dedico a apoyar, asesorar,
entrenar, hacer mentoría y coaching, a individuos, emprendimientos y
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Quiero crecer contigo. Cada sesión, facilitación o entrenamiento es un aprendizaje.
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