miércoles, 27 de marzo de 2024

DESMONTANDO MENTIRAS PIADOSAS

 


DESMONTANDO MENTIRAS PIADOSAS.

 

Desde hace mucho tiempo se ha engañado al venezolano, con cuentos e historias que le han dado la idea de que vive en un país rico, que le han robado sus recursos, y en el cual sin trabajar ni producir, consigue lo que quiere o desea.

 

Hasta cierto punto, como en toda historia, hay algo de cierto en ella.  Vivimos en un país con una enorme cantidad de recursos, lamentablemente mal administrados, que nos han llevado de ser un país lleno de oportunidades, a un país con un pésimo rendimiento económico.

 

Apartemos los argumentos políticos que pudiéramos emplear para discutir, sin que ninguno de ellos finalmente tuviera sentido, entendiendo que uno de los recursos que emplea la politiquería es intentar hacer creíble lo increíble, como por ejemplo quebrar un país con abundante recursos.  Bien hablaba García Márquez del “realismo mágico” de Macondo.  Algo parecido ha sucedido en Venezuela.

 

Hemos pasado de ser uno de los países más prósperos de Latinoamérica a ser un país quebrado. Es difícil explicar cómo hemos podido pasar de ser unas de los países más educados de Latinoamérica, a convertirnos en una nación con maestros que dan clases dos veces a la semana, porque el gobierno no tiene suficiente dinero para pagar sus salarios.  Un país que no invierte en educación está condenando a sus habitantes a la ruina.

 


¿De quién es la responsabilidad que el estado esté prácticamente quebrado? Pues de sus administradores. Son ellos quienes con sus equivocadas políticas han llevado el país a la debacle. Un país afectado en menos de 20 años por tres reconversiones monetarias y una de las más cruentas hiperinflaciones conocidas, sigue dando tumbos a nivel económico. Las medidas económicas que se toman son muy tímidas en comparación con lo que se debe hacer. Se hacen solo para mantener un barniz de populismo, y garantizar una base electoral, cada día mas menguada.  Peor aún, como no existe un mecanismo de evaluación confiable, siguen alimentando las mentiras, para seguir justificando su incompetencia.

 

La única política económica que ha existido en estos últimos años, ha sido la “ausencia de una política económica”. Se ha afianzado el modelo rentista tributario, castigando al venezolano con elevados impuestos, a fin de mantener un estado ineficiente, lleno de alcabalas, que hace cada vez más difícil generar beneficios y rentabilidad en las operaciones.  Cada funcionario convierte su espacio de trabajo en un coto de poder, donde se alimenta de comisiones y otros subterfugios, para redondearse unos dólares y “cubrirse de gloria”.  El destape de la corrupción de PDVSA en manos de su directo responsable y sus socios,  dejaron al descubierto unos cuantos negocios ilícitos, que florecieron ante la ausencia total de las debidas auditorias que debería hacer el estado, resguardando el manejo de los fondos públicos.

 

Adicionalmente, una política de nacionalización trasnochada y de expropiación de empresas, terminó de echar por tierra los últimos vestigios de seguridad jurídica, convirtiendo al sector industrial y productivo venezolano en un cementerio de industrias, mal manejadas y entregadas a personas sin formación, que no tienen la menor idea de cómo poner a funcionar una empresa. Un sector bancario disminuido es una muestra fehaciente de la destrucción del tejido económico del país.

 


Vemos empresas como CANTV, Corpoelec, PDVSA, Metro de Caracas, las diferentes Hidros, Agropatria, SIdor, Venalum, etc., quebradas, generando ineficiencias y gastos que pagamos “todos”  los venezolanos, a través de los tributos.  Pésimos servicios además de un total desprecio por sus clientes y accionistas, que somos todos los venezolanos. Podemos preguntar, ¿para qué sirven estas empresas que no sirven para nada? ¿Qué justifica su existencia?

 

Recientemente Sidor y las empresas del Sur fueron entregadas a una empresa hindú, de forma poco transparente. No hay subasta, no hay noticias que explique en qué consiste ese proceso de venta, no se sabe cuánto pagan por tener acceso al mineral de hierro, qué tipo de concesiones se hacen, cómo queda el personal venezolano que estaba trabajando en esa industria, y pare usted de contar.  La administración opaca, por decir lo menos, no explica en qué consistió la transacción, dónde fue discutida y mucho menos quién se responsabiliza de todos los gastos y pagos que hicieron los venezolanos para mantener esa fallida aventura empresarial.

 

¿Dónde están las explicaciones de los responsables? 

 

¿Estamos entrando en un proceso de reversión de nacionalizaciones?

 

En otras palabras, ¿perdimos más de 25 años y recursos en algo que ya había sido probado?

 

Podemos decir que los únicos beneficiados fueron los “directivos”, quienes sin duda quedan exentos de rendir cuentas en relación a su trabajo en esa empresa, que por cierto fue bastante malo.  Gracias a Dios, al final nos beneficiaremos de esa decisión, pues se elimina un pozo negro de gastos inútiles.  Ojalá que ese dinero que se ahorra se dirija a las escuelas y hospitales que bastante falta le hace.

 

Así como se presenta esa situación con Sidor, se vive de forma semejante en el resto de las empresas en manos del estado. No dan explicación y constituyen un hueco negro en el manejo de la tesorería,  donde se extravían los recursos de todos los venezolanos.

 

El estado no sirve para administrar empresas, ese no es su trabajo.  El estado debe ocuparse eficientemente de temas que afectan a toda la población: Salud, Justicia, Educación, Infraestructura y Seguridad.  Lo demás debe ser manejado por manos privadas, quienes pagarán al estado sus respectivos impuestos, generando beneficios al país.  Asimismo, tampoco hace falta una enorme cantidad de ministerios sin sentido, ya que lo único que consumen es dinero y al final no generan mayores beneficios.  No hay nada tan inútil como el Ministerio de la Felicidad, cuando vemos gente comiendo de la basura, niños morir en los hospitales, escuelas cerradas porque no hay maestros, hospitales sin médicos y sin insumos, carreteras que son una amenaza a la salud de los conductores, etc.  El Estado puede manejar una política comunicacional amplia, sin duda alguna, para informar a los ciudadanos de sus acciones.  Pero manejar circuitos de TV o Radio, no es necesario.  Dejen que los privados se ocupen del negocio y que paguen sus impuestos para el beneficio de todos.

 

Cada empresa que se cierra es un ingreso menos que entra genera al fisco. Cada empresa que se expropia o se toma, genera gastos adicionales en nuestros bolsillos. Cada una de esas aventuras implica un nuevo presupuesto, no considerado, que genera más impuestos a los venezolanos, sin que exista un verdadero retorno de la inversión.

 

El dinero del empresario tiene doliente, y debe generar valor para seguir siendo invertido. El dinero del país, como es de todos no le duele a nadie, no hay responsables, y finalmente se pierde sin explicaciones.

 

Venezuela tiene muchas riquezas. Lo sabemos. Pero es como ese cuento del pobre que vivía en una choza, cuyas paredes estaban llenas de joyas.  Tan solo las reservas petroleras son suficientes para garantizar un verdadero desarrollo del país, y convertirnos en un polo de desarrollo y crecimiento mundial, un verdadero “país potencia”. No como los cuentos que nos han vendido.

 




La educación es la base del crecimiento. Sin educación, más temprano que tarde seremos más manipulables y perderemos las oportunidades de crecimiento que tenemos disponibles. De hecho, se ha perdido más de un cuarto de siglo en discusiones inútiles e irrelevantes en el país, copiando modelos obsoletos y fallidos, condenándolo al fracaso, metiéndonos en conflictos geopolíticos que no nos interesan, y que además nos perjudican. Aprendamos de empresas como Saudi Aramco, que mantiene una completa neutralidad y una mirada estratégica a más de 30 años. Eso lo hacía PDVSA en los años 90, antes de ser desmembrada.  Retomemos una administración profesional con una gerencia responsable, que realmente pueden hacer crecer a este país y garantizar para todos los venezolanos una mejor vida y un mejor futuro.  Recuperemos la Educación, la Salud y la economía para que todos podamos disfrutar de iguales oportunidades de crecimiento. Abramos espacio a la verdadera discusión.  Cada uno de nosotros tiene algo valioso que decir. Tengamos la capacidad de entendernos y crecer. Venezuela lo necesita.

 

A pesar de no haber estado en una guerra en estos últimos años, el estado de la economía, la destrucción del país y su infraestructura, la quiebra de empresas, la caída de la economía y la migración de nuestros compatriotas dibuja un conflicto mucho mayor. Entendemos ahora que no hace falta una guerra para destruir un país. El resentimiento y el odio pueden hacer ese trabajo sin mucho esfuerzo.

 

 

EL DESARROLLO FUTURO.

 

La transformación digital no espera por nadie.  En un futuro tendremos dos tipos de países, aquellos que estén en la globalización digital, y los atrasados.  Hace un cuarto de siglo estábamos entre los 5 países de América Latina que más invertían en TIC (tecnologías de Información e Informática). Lamentablemente pasamos a ser uno de los más rezagados.

 

Ya la economía basada en capital, tierra y trabajo, ha dado paso a la economía digital, de la información. Debemos prepararnos para ese nuevo mundo. Es necesario modernizar la infraestructura de servicios, para garantizar un país verdaderamente interconectado con servicios de primera y con sistemas digitales que permitan reducir la burocracia al mínimo, garantizando recursos a la brevedad.

 


La educación para salir del marasmo en el que estamos metidos es necesaria.  Necesitamos formar profesionales que se hagan cargo del país, y dejar de perseguir unicornios e ilusiones revolucionarias trasnochadas que a los únicos que benefician es a sus protagonistas.  El pueblo finalmente sufre las consecuencias de esos sueños de gloria.

 

No podemos tener paisanos mendicantes a la espera de una cajita de comida, porque lamentablemente el estado redujo sus posibilidades de ingreso al mínimo.  Es una responsabilidad compartida, el estado porque lo logró y nosotros porque lo permitimos.

 

Vivimos en un sistema donde necesitamos contribuir con nuestro trabajo para salir adelante. Aprendamos de países que han salido de fuertes crisis como Japón, Alemania, China, Vietnam, Singapur, etc., y aprovechemos los recursos que tenemos para crecer.  Nadie va a hacer el trabajo por nosotros. Si alguien te dice eso es porque te está engañando.

 

No hay salidas fáciles. Hay que trabajar para alcanzar las metas. Es como correr un maratón.  No es sencillo, pero tampoco es imposible. Podemos ser un país de primera, para ciudadanos de primera, con verdadera justicia social. Emulemos a países que han crecido y apoyado a su gente. Ejemplos hay muchos. Tomemos lo bueno, desechemos lo malo y hagamos de Venezuela un país para todos.  Tenemos lo que necesitamos. Solo nos falta trabajar para alcanzarlo.

 

El futuro no espera por nosotros; si no nos preparamos, tarde o temprano nos arrasará.  A veces he pensado que si seguimos por esta vía, en esta crisis como país, desapareceremos como gentilicio. A pesar de lo que dicen, somos un país débil, sin posibilidades de defensa ante los avatares del momento.  Cuidemos de Venezuela. Es de todos.  No es justo que por unos pocos, paguemos todos.  Seamos conscientes de lo que nos estamos jugando. Es el futuro de nuestra nación.

 

Debemos progresar. Y eso se hace con un verdadero Plan de la Nación. Un Plan de alejado de lugares comunes, un modelo verdaderamente revolucionario basado en el conocimiento y la sabiduría, repleto de buenas ideas para hacer algo completamente disruptivo e inédito a nivel mundial. Estamos en medio de un parto. Dejemos de copiar modelos obsoletos que solo benefician a los líderes. Desarrollemos un verdadero modelo de justicia social que beneficie a todos, basados en una verdadera igualdad ante la ley, buscando generar todas las oportunidades posibles para crecer.

 




En esta nueva era, las distancias no son problema. El problema es la infraestructura de TIC. Si ella existe, desde cualquier lugar de nuestra geografía tendremos la posibilidad de crecer y salir adelante.

 

¿Qué estamos esperando?

 

Dejemos el victimismo de lado. Nadie nos ha hecho nada. Somos nosotros los que podemos cambiar y convertirnos en verdaderos protagonistas de nuestra historia.  Atrévete a cambiar.

 

 

CONTACTO:

 

Mi nombre es Francisco De Lisa Soy profesor, emprendedor y coach. Me dedico a apoyar, asesorar, entrenar, hacer mentoría y coaching a individuos, emprendimientos y organizaciones.  Objetivo: conectar con la Abundancia.   Quiero crecer contigo. Cada sesión, facilitación o entrenamiento es un aprendizaje. Si algo de lo que comenté te hizo sentido, y consideras que puedo ayudarte, contáctame por francisco@cybernotas.com.

 

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